A veces, la iluminación es considerada como parte del mobiliario. Estemos o no de acuerdo, lo que es indudable es que su importancia es cada vez mayor en la decoración y creación de ambientes.
Es preferible que siempre esté camuflada y alejada de cualquier lugar húmedo y, de estarlo, correctamente protegida. Se pueden utilizar desde velas a faroles o luces camufladas en la vegetación. Se pueden destacar algunos lugares como mesas y escaleras y ocultar otros. Se recomiendan los focos de 50 a 100 Kw.
Se iluminará directamente aquellos lugares a destacar como paredes y piscinas, si el espacio es reducido bastará con un solo foco. Si lo que deseamos es iluminar un árbol conseguiremos un efecto de claroscuro y de volumen colocando un foco a un metro de distancia.
Los muros de la casa así como los del jardín pueden estar iluminados. Para ello colocaremos un foco justo en la base de las paredes consiguiendo un efecto más grandilocuente. Si utilizamos velas conseguiremos un ambiente muy romántico y relajado, a la vez que nos pueden ayudar a librarnos de los insectos.
Sea cual sea el tipo y la lección de la luz hay que considerar la humedad del ambiente, ya que, por ejemplo, hay faroles que no la soportan muy bien. También tendremos en cuenta la decoración de la terraza y la función de la iluminación en la misma. Los materiales que escojamos han de ser anticorrosivos y resistentes a la tierra ya los golpes. Algunos materiales como el acero inoxidable, hierro y aluminio fundido son buenas posibilidades.